sábado, 6 de octubre de 2007

La moneda:

La falsificación de moneda es una actividad casi tan antigua como la existencia de la propia moneda. Ya en tiempos de Roma, algún que otro individuo aprovechaba sus conocimientos técnicos en la fabricación de moneda e incluso los troqueles oficiales, para hacer sus triquiñuelas y obtener así un fácil beneficio. El método mayormente empleado fue el de cubrir piezas hechas con bronce con una fina capa de plata y así hacerlas pasar por denarios.

MÉTODOS DE AMONEDACIÓN

En la antigüedad se utilizaron dos formas distintas para fabricar las monedas. El mas utilizado en aquellos tiempos y que ha llegado hasta nuestros días fue la acuñación : fabricar una pieza metálica (el flan) de peso y calidad requeridos, ponerla entre dos cuños, previamente calentada para facilitar el acuñado, golpear sobre el cuño para obtener las marcas en el metal que darán forma a la moneda. Un segundo método consistía en fundir el metal y verterlo liquido o en grano en moldes de arcilla o de piedra que previamente habían sido grabados, en negativo, con los tipos monetales. Con este método sólo se requería una sola operación.
El sistema de acuñación acabó imponiéndose porque, aunque era mucho mas trabajoso y requería de la intervención de muchos mas operarios, presentaba una serie de ventajas, como la mejor calidad en el resultado, mayor control en los procesos y la capacidad de emitir grandes series monetarias. El método de fundición, por el contrario tiene la ventaja de una mayor simplicidad y muy reducidos gastos de montaje.
Estos dos métodos no fueron sucesivos cronológicamente. Las primeras monedas procedentes de Asia Menor fueron acuñadas como lo fueron mas tarde las griegas y, sin embargo, en Sicilia ciertas monedas de bronce fueron en sus comienzos fundidas. También se hicieron mediante la fundición las grandes piezas de la Italia Central, Etruria, Umbria y las de Roma del sistema aes grave.

MONEDA FUNDIDA

La fundición es un fenómeno aislado que convive con el método de acuñación en una misma cultura y, en general, se ha utilizado de forma esporádica y como respuesta a problemas concretos y locales: es el caso del aes grave, que por su tamaño no podía ser acuñado.

Cuando un pueblo tiene una economía estable y controlada prefiere el sistema de acuñación al de fundición. Sin embargo, la fundición como proceso para obtener moneda siguió viva en manos de falsarios, quienes amonedaron profusamente por ese método pues sólo para ojos avezados la distinción es clara.

Parece ser que como moldes para fundir moneda se usaban ciertas piedras refractarias de naturaleza silícea. Han llegado conservados hasta nosotros algunos moldes que constan de dos valvas grabadas con los tipos en hueco y en negativo de alvéolos únicos o múltiples con lo que se podían fundir una única pieza o varias de ellas. En cada valva del molde se preparaba un canal de sección semicircular que coincidía con la cara opuesta, formando así un canal semicircular por el que se vertía el metal fundido que alimentaba todo el interior del molde, llenando los alvéolos y formando así la moneda.


MONEDA ACUÑADA

El otro método para fabricar moneda en la Antigüedad fue la acuñación. Ya las primeras monedas de las cuales tenemos conocimiento, de Asia Menor, se fabricaron por este sistema, que es el que a prevalecido, con ciertas variantes, hasta el día de hoy, probablemente por sus claras ventajas: más rápida y mayor producción, mejor calidad de las monedas y, sobre todo, una mayor dificultad de falsificación.

Acuñación:

El proceso de imprimir por percusión los tipos monetales en el cospel virgen es lo que llamamos acuñación. Para acuñar una pieza se necesitan dos cuños, uno inferior y fijo, llamado Anverso, que tiene que ir embutido en un yunque, y otro superior y móvil llamado Reverso. Ambos deben llevar grabados en negativo e incuso los tipos monetales y las leyendas. Sobre el cuño del anverso coloca el suppostor el flan monetal sujetándolo con las tenazas, o los cospeles unidos en ristra. El maellator golpea con el martillo sobre el cuño del reverso, que oprimirá e incrustara el cospel contra el anverso y de esta manera el flan monetal, con los dos tipos ya marcados, se convierte en moneda legalizada. Nulas son las referencias que los autores antiguos nos han dejado respecto al hecho mismo de la acuñación, y las representaciones que encontramos en las monedas tampoco ayudan a desvelar el proceso completo de la operación implicaba, pues son representaciones de los útiles empleados, no del proceso en si mismo. De estas herramientas sabemos algo más debido a que han sido halladas muchas y gracias a que algunas de ellas han sido desenterradas por arqueólogos han podido ser datadas.

El proceso de acuñación mismo empezaba cuando los flanes eran calentados en la mayoría de los casos ya que así el golpe o los golpes de martillo podían ser más suaves evitando así que el cuño del reverso, donde incidía directamente el martillazo, pudiera sufrir fisuras o roturas. El calentamiento previo de los flanes también posibilitaba una impresión mas perfecta de los tipos, aunque si el flan estaba muy caliente provocaba que los contornos de la moneda fueran poco nítidos, daba la apariencia de que los cuños estaban más usados de lo que en realidad estaban, y también el calentamiento de los flanes y en consecuencia su maleabilidad hacia que no se agrietasen las monedas con tanta facilidad por los bordes. De todas formas era normal que cada pieza fuera golpeada mas de una vez para que quedara bien acuñada. Pero este proceso de recalentamiento de la pieza también tenia sus inconvenientes: si la pieza estaba muy caliente, al sellarla había mas posibilidades de que el metal quedara pegado a los cuños, introduciéndose entre las pequeñas grietas de las epigrafía o entre el pelo del busto, provocando el engorroso y paciente trabajo de su limpieza, provocando verdaderos retoques de los cuños. También al estar el metal del flan demasiado caliente provocaba que algunas monedas quedaran pegadas al cuño, lo que dificultaba el acto, siempre rápido, de sustituir el flan acuñado por otro para acuñar. Por lógica el cuño que más se calentaba era el del anverso, ya que era donde el flan caliente permanecía mas tiempo, así que el cuño al cual se pegaban mas los flanes era este.

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